Atardecía con calma
en las entrañas del día,
la nostalgia aparecía
para desnudar el alma.
¡Y las gaviotas dormían,
soñaban con alboradas
con las auroras aladas!
que tan hermosas serían.
I
El bello sol se ocultaba
la sonrisa se escondía,
en el bosque que dormía
y los secretos guardaba.
La noche también soñaba...
y las estrellas gozosas
resplandecían hermosas,
en los valles y las lomas
donde llegaban aromas,
de azucenas amorosas.
II
El atardecer jugaba,
con la luna que salía
coqueta resplandecía,
al astro sol desplazaba.
Y la meseta callaba,
fue una noche diferente...
mágica como un torrente,
los grillos se despertaron
y sus cantos pasearon
por la senda de mi frente.
La noche, es un barco cargado de paz y amor que navega sobre las olas tranquilas de un mar dulce-apacible, iluminado por los luceros del cielo. Un vaivén de sueños y pensamientos, de insomnio que peregrino que vaga por los viejos aleros de la entraña en el silencio de la almohada.
Almohada
que guarda mucha memoria y a veces me habla de rescatar algunos pasos, esos
pasos que dejaron sonriendo la huella. Pero, siempre será mejor mirar adelante
y esperar que fluyan los días alegres mientras la vida no diga, para que ya
llegaste.
Estimados amigos, gracias mil veces gracias por vuestros agradables
comentarios. Sois los remos de mi barca, sin ellos ya estaría anclada hace
mucho tiempo.
Un paño de besos y bendiciones para quien guste de las cosas sencillas