Si, la mañana palidece
y desfallecen los sentidos,
en mis entrañas detenidos
y mi corazón estremece.
Entre neblina,
respiran las violetas:
y calla el viento.
Irrumpe negra, la tormenta
que violenta, mi corazón
y con la fuerza de un tizón,
toda mi vida, desalienta.
Sobre la niebla,
franquean las violetas:
un sentimiento.
Echo en falta mis dos amores
y grita el árbol de la vida,
muere la savia florecida
y en mi pecho, amargos sabores.
Cae le tarde,
e invade el pensamiento
que el cielo pinta.
Al levantarme,
vuelan los sentimientos
del alma mía.
Mis estimados compañeros @s de letras, siento la necesidad de comunicarme con todos vosotros/@, quiero agradecer vuestras letras impregnadas de ánimo tanto aquí como en privado. Sois, o somos, una familia bloguera a la cual yo adoro y no puedo desaparecer sin más. No debo decir nunca. Pero no sé si volveré a publicar algo. Lo que si pienso, es leeros, ahora que llega otoño invierno, los días oscuros y lluviosos, tengo que entretenerme con algo, entre leer un libro y visitaros se pasará el tiempo que me quede de vida.
Os habla el Árbol de la vida, ese que le faltan dos preciosas e importantes ramas, ese que a pesar de los años, era muy feliz, decía por atiba y por pasiva, que bonita es la vida. Se mantenía erguido con sus brotes verdes sus hojas tiernas, miraba al cielo agradecido rezando cada día y cada noche. Pero de repente llegó lo nunca imagino, la gran tormenta que rompe el alma en pedazos, quedando el árbol mal herido con un gran vacío en su corazón, perdió dos primogénitos brotes, dos almas buenas, en un intervalo de 7 meses.
Y muere, muere el alma lentamente. Los días pellizcan duramente mi corazón maltrecho que perdió los sueños en la sal de mil lagrimas.
Como siempre, un puñado de besos para los amantes de lo sencillo. Sed muy, muy felices. Y cuidaros mucho, cuidaros mucho.