UNA COPITA DE RON CON MIEL...

¡Hola, mis estimados amigos/as!  Son las cuatro de la tarde, de un día 1 de septiembre. Tomo asiento delante de esta ventana abierta al mundo por donde vuelan mis palabras y emociones chorreando sentimientos. Bien, pues con inmensa ilusión continuo el camino de comunicación y cultura con mi flaco intelecto ¡Por más que me esfuerzo!... Pero a pesar de todo, resuelvo emprender esta charla o dialogo con todos ustedes. 

Con una copita de ron con miel en la mano y que llevo de inmediato a mis labios, pero antes brindo con ella por la salud y felicidad de todos los que estáis ahí al otro lado. Después de un café bien cargado y caliente el cual me da energía, agilidad que mi mente necesita para comenzar a escribir mis letras sencillas. 
Pues éstas son un vínculo que permanece intacto entre ustedes y yo, ¡Así lo siento! Si, siento ese puente largo y corto al mismo tiempo... Cruzando la distancia por donde saltan y brincan hoy mis dedos desenfadados. 
Puente que entre todos/as vamos construyendo desde la orilla de nuestras vidas; y mantiene de noche sus luces encendidas cuando el celaje oscurece el pensamiento. 
Mas siempre termina reuniéndonos por medio de nuestras letras que forman un precioso LAZO de amistad de aprecio y cariño. 
Mil gracias a todos/as por estar por ser por existir y por haberos preocupado por mi salud, en privado. ¡De todo corazón! Gracias.

¡¡¡Combarro!!!  Os invito a dar una vuelta.

¡Es un bellísimo pueblo costero y añejo con un inmenso encanto!  Acariciado por las suaves olas del mar. A tan solo seis kilómetros de Pontevedra: el cual visito algunas veces en verano.  Es un conjunto histórico y pintoresco que embelesa al visitante. 
El viajero que llega a Combarro comenzará su visita recorriendo un precioso paseo marítimo hasta la plaza de Chousa, que en otros tiempos ya lejanos, fue una pequeña cala. Un bello paraíso que endulza la mirada. 
Es un divino privilegio, sentarse en una de sus terrazas y degustar un plato marinero y riquísimo o una tapa y un vinito...Respirando el frescor del agua con olor a sal a algas escuchando el vaivén de unas pequeñas y suaves olas cálidas.

Os dejo este vídeo para daros una idea de la belleza de este Pueblo marinero.  Y tambíen otros rincones de mi Pontevedra amada muy digna de una mirada detenida. 

Deciros que he sonreído y disfrutado de este precioso verano.  Con las pequeñas cosas que la vida me regala a diario y además tengo la dicha de nacer crecer y vivir en ésta tierra gallega qué aunque en invierno es fría y húmeda, en verano tiene magia, tiene encanto, tiene una mágica campiña y paisajes de ensueño con agradable frescura que emana la arboleda, los ríos y, el mar que queda cerca. 
No como en otras partes de España y del Mundo donde muchas personas han sufrido las consecuencias de la fuerte ola de calor que vapuleó a muchas regiones de nuestro Planeta. Aquí dejo mi más sincero sentimiento hacia ellas; y hacia todos los seres humanos que emigran escapando de las crueles guerras y, catástrofes naturales. Me queda mucho por hablar sobre esta situación deshumana que padecen millones de almas en el mundo.


Imágenes de Juan Fuentes. Del blog,  fantasiaseelucubraciones.blogspot.com.es/ os invito a que lo visitéis, os gustará. Gracias, estimado amigo.

Al atardecer,

entre nubes y colores,

brota la vida.
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El cielo azul,
surco de amorecer, 
largo suspiro.
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Aromas y flores,

emociones controladas,

llegan en verbos.

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¡Naturaleza,

oxigeno que respiras,

cuida de ella!

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¡Mas nunca te enojes! 

Y deja tus huellas pintadas,

de grandes amores.

Vibra la vida, 

así como las aguas 

azules de mar,

cuando danzan 

armoniosas más claras

y cantarinas.

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Cercana la noche, ya el mar está en calma y surca el velero sus serenas aguas. En un jardín de dulces olas de espuma blanca. ¡Mas el cielo no está encendido! No hay estrellas ni la luna resplandece sobre el navío errante; y hecha en falta su luz de azucenas! Y duermen, duermen las piedras ocultas bajo la arena. 

Acorde de cielo,

el aeronave planea
desenredado.

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Fresco latido, 

 recoge el velero
Ya toda vela.
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Coge su ritmo,
todo en el silencio

mi sueño cerca.
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EN LAS HORAS ROTAS
que a veces pasan sobre mi pecho, tatuado de sueños y de quimeras preñado

aunque alienta moderado.

Pienso...Si, pienso en el amor que nace del alma que perdona y todo lo da! 
Sin pedir nada a cambio.   

¡Es el amor que se ve en el espejo, e indulta los fallos y todo sosiega! 
O, todo lo vuelve pedazos...  

¡Son las dos caras de la moneda! Y de espacios flacos, es centinela.

¡En las horas rotas hieren mi descanso; y ahogan el sentimiento:. De mis recuerdos, hago un histórico santuario. 

Abrigando la templanza de mi boca de mis labios y, así me dejo llevar por un verbo preñado de quimeras. 

Y descolgado a tiempo de las lóbregas riendas... Melancólicas del ocaso.

Y si cierro mis parpados, veo mi mente que danza totalmente despierta, dando pasos y más pasos. Puedo ver mi vida completa desde mis seis años, hasta cubrir todas mis primaveras.

Unas vestidas de niebla otras de inmenso encanto: otras bebiendo entre sonrisas, los aromas de mi paisaje sagrado. Donde han florecido los árboles, ciruelos, cerezos, manzanos, perales... 
Entre otros frutales del huerto.

En las horas rotas de mi vida, brincaba por aquellos campos de siembra recogiendo espigas de la tierra, algunas veces descalza, otras con mis viejas zapatillas sin tiempo. 

Estaciones que apuraron mis latidos con un pizco de tristeza, no pude vivir como quisiera. Todo mi intento era huero. Mas seguí a delante con mi reto! Sin vacilar nunca en mi empeño. ¡Intentando siempre abrazar un sueño! Dibujando en mi piel, partículas -sedales de amor inmenso...

Para vivir un tanto a mi manera.

Marina Filgueira García. 2015.

¡Y ahora me siento una reina sin trono, eso si! ¡Para que lo querría si me caen gordos!... Pero reina al fin y al cabo?...Dueña de mi vida dueña de mis actos.

Abrazando a todos mis hijos y mis nietos.

 Donde la Providencia juega un papel muy importante.

Un puñado de besos para los amantes de las cosas sencillas.  Ser felices, sos geniales.