viernes, 31 de octubre de 2008

Añoranza de amor.

Volví de nuevo a pasar
por aquel viejo camino
sentí en mi rostro asomar
tu dulce amor tu cariño.
Allí estaba el viejo roble
de nuestro amor fue testigo
un nido de amor e ilusiones
un oasis de suspiros.
¡Si, un oasis para nuestro
idilio.
Sentada junto a su tronco
¡Allí llorando!
Cerré mis ojos y allí estabas tú,
como antaño.
Sentí tus brazos temblorosos
¡En mis brazos!
Sentí la dulzura de tus besos
¡En mis labios!
Sentí sobre mi piel tu amor
¡Apasionado!.
Bajo sus vibrantes ramas
¡Qué felices hemos sido!
Entre las hierbas y zarzas
me susurrabas al oído,
dulces palabras,
dulces palabras.
¡Ay! mi viejo roble y amigo
estaba triste y desnudo,
Pues sus hojas se han rendido
¿ya no pasa amor ninguno?
Ha dicho.
Y lloraba entre suspiros,
mas yo lo abracé con fuerza
Le dije mi buen amigo,
me persigue la tristeza
llevo cardos en alma
y mi corazón herido.


Marina Filgueira García. 
Escrita el 18- 10- 2004.

No hay comentarios:

Publicar un comentario